lunes, 27 de mayo de 2013

Neue Galerie, JFK

25 mayo, saco la hoja fatidica de entre mis papeles. Vuelo 0642 a las 18:00. Llega la hora de despedirse. Nos levantamos despues de una velada maratoniana de empaquetar el equipaje, en la que tuvimos que estrujar hasta el limite nuestra capacidad de vision espacial para repartir todo lo que llevabamos en tres maletas para facturar, y dos bolsas de mano cada uno. Ultimo desayuno en este apartamento de la calle 44, con vistas al Lamb's Club y a los luminosos de Times Square. Pese a las goteras del jueves, le habiamos cogido cariño, y liquidamos los restos de la nevera, y el cupcake de carrot cake que nos trajimos del Village. Que rico esta, pero que bestias que son aqui los pasteleros, la mitad es cake y la mitad icing.

Liquidamos la cuenta en recepcion, esta ya todo pagado. Una parte la habiamos transferido antes de llegar, y el resto lo transferimos mientras estabamos aqui. Maravillas de la banca por internet. Nos encargamos un black car que nos lleve a JFK a las 2 pm, y salimos para nuestra rutina diaria. Es casi como vivieramos aqui, te levantas, te aseas, desayunas, y al metro. Pero en vez de ir al trabajo, hemos tenido cuatro semanas de ver cosas grandes. Hoy va a ser nuestro ultimo dia de "curro", y que mejor despedida de Manhattan que darse una pasada por Viena. Subimos en el tren 4 a la calle 86, y como el dia sigue desapacible cuando emergemos en la avenida Lexington, saltamos al 86 crosstown que pasa en ese momento. Son solo dos manzanas, pero preferimos llegar con los pies secos. Y en la esquina con la quinta avenida, nos espera una muestra de lo mejor de Viena. Que que es esto? Pues la Neue Galerie, que va a ser si no!

Es un pequeño museo dedicado al arte austriaco y aleman, y el cebo de varios cuadros de Gustav Klimt era demasiado atractivo como para resistirse. Intentamos venir en nuestro primer martes aqui, sin fijarnos en que los martes y miercoles cierran, y al final conseguimos venir, aunque fuera en nuestro ultimo dia en la ciudad. El museo se abrio en 2001, en una mansion construida en el año 1914. Por esos sarcasmos de la vida, el ultimo gran arte austriaco acaba en una mansion del año en que comenzo el hundimiento del Imperio. Que perra es la vida.

La mansion es imponente, pero no permiten sacar fotos, asi que habra que imaginarsela. En la planta baja tienen una pequeña tienda, con unos broches y unas pulseras de esmalte que ojala pudiera verlas la madre de Ana. La libreria y el cafe los mencionare despues, porque ya subimos a la planta primera, donde tienen la exposicion permanente. Efectivamente, aqui estan los Klimt, los oleos de La Bailaora, y de Adele Bloch-Bauer, y unos cuantos dibujos mas. No solo eso, tambien estan representados Oskar Kokoschka, Egon Schiele (tragica muerte a los 28 años en una epidemia de gripe, tres dias despues que su mujer, embarazada de seis meses!), Koloman Moser, Adolf Loos. Aqui pongo unas fotos que he fusilado del prospecto, para ver el original, personense en la sala.

En el ala Este tienen las pinturas, con un par de esculturas y varios relojes, mientras que el ala Oeste esta dedicado a las artes decorativas, con varios muebles diseñados por la escuela de Viena, y unas vitrinas con diversas cuberterias y servicios de ceramica y metal. Estos vieneses son los reyes del diseño. La confluencia de arte y diseño es el tema de la exposicion temporal, en la planta segunda.

Alli nos explican que Koloman Moser y Josef Hoffmann fundaron los Wiener Werkstätte, que surgieron a partir de la idea del Gesamtkunstwerk, u obra de arte total que aunara todas las formas esteticas para rodear a las personas de belleza, no solo en los museos, sino en la vida cotidiana. De ahi que en estos talleres vieneses no solo pintaran grandes cuadros, sino que tambien diseñaran muebles, joyas, cuberterias, decoracion de interiores, y hasta revistas ilustradas, como los Meggendorfer Humoristische Blätter.


El muestrario que han reunido aqui da una idea de la amplitud de miras de este grupo, reconocidamente inspirado en el Arts and Crafts Movement de Inglaterra, y esta centrado en la produccion de Koloman Moser. Este hombre es un genio, un rey Midas del diseño, parece que todo lo que sale de su estudio es una obra maestra. Segun leo, el exito de ventas fue tan arrollador, que tuvieron que abrir sucursales en Nueva York, Berlin y Zurich.

Como he dejado en el guardarropa la bolsa con todas mis cosas, voy dictando notas al movil. En la primera planta ya me recordo un vigilante que no esta permitido sacar fotos, pero en la segunda me aborda un caballero que compagina sus labores de vigilante de sala con las de filosofo jurista:
- No esta permitido sacar fotos.
- Si, claro, solo estoy dictando notas al telefono.
- Bueno, pero es que eso equivale a utilizar medios de comunicacion, algo que tampoco esta permitido.
- Pero si no estoy comunicandome con nadie, esto es lo mismo que tomar notas en una libreta!
- Vale, pero haga el favor de salir al pasillo cuando dicte.

A Ana no le hicieron gracia estas formas de tratar al visitante, asi que cuando bajamos por la primera planta, se empeño en fotografiar los oleos de Klimt, con las artes para el disimulo que la adornan, y con el resultado previsible.
- Señora, fotos no. Señora? Oiga? Pero señora, quiere guardar el telefono?

Buenisimo! Y este fue el fruto del hurto:
Como nos quedaba un poco de tiempo antes de coger el metro (o como diria el vigilante de antes "put us in a train, send us to a camp, and tell us bye-bye"), nos acercamos a ver el cafe en la planta baja. Cafe Sabarsky se llama, y como habia que hacer cola para entrar, me aceque a la tienda a ver que tenian. La tienda esta en lo que originalmente era la biblioteca de la mansion, y aqui cualquiera se pasa las tardes, los dias y los años leyendo sin salir nada mas que para ir al servicio. Que bonita! Tienen muchisimos libros de arte, en ediciones de altisima calidad, la mayoria monografias de los artistas que este museo quiere representar. Le compro un poster de Die Tänzerin a Ana, por sus desvelos guardando el sitio en la cola del cafe, que no se como lo vamos a meter en el avion, pero yo me lo llevo, y que salga el sol por Antequera.

Regreso a la cola justo antes de que nos hagan entrar, y que mano se dan los americanos para replicar ambientes. Esto es clavado a los cafes de Viena, si es que no falta ni un detalle!
Lo cierto es que si hay que hacer algun reproche, tengo que decir que el surtido de prensa deja mucho que desear, y no tienen ni un cochino ejemplar de Der Standard! Por lo demas, nos dejan boquiabiertos: el menu es de comida austriaca, y la ejecucion parece impecable, aunque como no hace tanto que hemos desayunado, lo dejamos en un par de Einspänner: doble espresso con nata montada. Al observador experto no se le escapa que, sin pedirlos, nos traen sendos vasos de agua, señal inequivoca de que bajo este pedazo de Manhattan, corre pura sangre vienesa.

Nos vamos encantados de la Neue Galerie, y con la extraña sensacion de que muchas de las cosas mas grandes que hay en Nueva York, en realidad se las han traido de Europa. Satisfechos con nuestro redescubrimiento del Mediterraneo, llegamos al hotel, donde ya casi es hora de cogerse el coche al aeropuerto.

El chofer es dominicano, y por peticion de la otra viajera, enchufa el movil a la entrada minijack del estereo, y salimos por el Queens-Midtown Tunnel a ritmo de merengue. Superando el temor a convertirnos en estatuas de sal, nos giramos para ver una vez mas la silueta de Manhattan. Es como el cuerpo de una guitarra, sinuoso en Midtown y en Downtown, y aplanado por los villages, donde el lecho rocoso es demasiado profundo como para permitir asentar rascacielos con garantias de solidez. Suena el telefono, y una chica le dice en español al conductor que ya tiene el PIN, a lo que este responde, visiblemente alterado, que esta manejando, que lo meta en la caja, y que espere instrucciones. Que coño esta pasando aqui? Esto es el hotel AKA, o la cueva de Ali Baba. Hijos de perra, y esto despues de soltarnos la cantinela de que hay americanos que miran mal a los latinos, y que mal lo ha pasado en Estados Unidos, y que duro es ser emigrante. No te jode, pues deja de choricear por los cuartos de un hotel!

Ya llegamos al JFK, terminal 4, nuevecita y reluciente. Nos acercamos al mostrador de facturacion, le entregamos los pasaportes y las tarjetas de embarque a la chica, mientras la bascula nos escruta con aire amenazante, y se nos forman perlas de sudor frio en la frente. El limite son 120 libras (54,4 kilos), enciendan la calculadora humana:
- Pimera bolsa, 28 libras.
- Segunda bolsa, 42 libras.
- Tercera bolsa, 48 libras.

Uyyyy, por los pelos! Nos hemos quedado a dos libras del limite. Que no me pesen la mochila por favor, que aqui traigo una docena de libros. La chica nos devuelve los papeles sonriente, y pasamos al control de equipajes. Fuera chaqueta, fuera cinturon, fuera portatil, fuera zapatos, y al strip-tease de las ondas milimetricas. Es denigrante, pero no tanto como la exploracion en el cuarto aparte, asi que habra que pasar por el aro. Enhorabuena, agentes de la TSA, son ustedes los sujetos mas odiados de todos los servicios publicos del pais, y no me sorprende.

El vuelo sale con un poquito de retraso, peli, cena, no pegar ojo, y al dia siguiente, malestar como de una resaca, y jet-lag durante varios dias. Pero esto, a quien le interesa? Ah, y ademas, hemos estado un mes en Manhattan. Yupiiii!!!!

domingo, 26 de mayo de 2013

Harlem, Sex and the City

Viernes 24 de mayo, penultimo dia de estancia en las Americas, y hoy tenemos un programa de lo mas colorido. Nos levantamos con el cansancio acumulado de casi cuatro semanas de caminatas callejeras, y Ana decide que la parte primera se la va a saltar. Me acompaña en un desayuno con olor a escayola humeda por obra y gracia de las goteras del dia anterior, y despues me echo otra mañana mas a la locura de Manhattan para coger el metro. Ya nos movemos por el trafico peatonal como los nativos, y vamos por el metro casi sin mirar los carteles. Tren B hacia el Norte, y me bajo en la calle 135 con la avenida St. Nicholas.

De camino me ha dado tiempo a escuchar el podcast de los Bowery Boys sobre Williamsburg, donde estuvimos hace dos dias. Fascinante, resulta que este municipio, antes de ser absorbido por Brooklyn, era una potencia industrial de primer orden, y aqui nacieron el gigante azucarero Domino, la farmaceutica Pfizer, y en su dia, practicamente todo el combustible utilizado en la costa Este de Estados Unidos salia de las refineras de Williamsburg. Buena parte de esta industria provenia de Manhattan, donde la presion demografica hacia el uso industrial del terreno menos atractivo, mientras que a este lado del East River estaban encantados con cualquier oportunidad de crecimiento. Con la construccion del puente Williamsburg paso lo mismo: grandes masas del densamente poblado Lower East Side se vinieron a vivir aqui, y poco a poco fueron desplazando a la industria. Por algun motivo, mucho judios huidos de Alemania en la Segunda Guerra Mundial se asentaron aqui, y por lo que se ve todavia persiste una potente comunida hasidica al Sur del puente. La ultima fabrica de Williamsburg cerro hace poco, y en 2004 se declaro Landmark, para que perdurara el recuerdo del pasado industrial de este barrio.

Volvamos a la parada de metro en la calle 135 de Harlem. Tiempo atras, bajamos por aqui en autobus, y nos parecio que era un barrio muy bonito, pero claro, una cosa son los toros desde la barrera, y otra lo que se vive en el albero. Subo las escaleras para salir a la calle, y en el primer cruce un negro me suelta una imprecacion de grueso calibre, y echa al suelo un lapo de no menos grueso calibre. Harlem hospitality! Este barrio se ha convertido en una atraccion turistica, pero a muchos vecinos no les termina de hacer gracia ver extraños por aqui. Viene mas sobre este tema dentro de algunos parrafos.

A lo que iba, el gran atractivo de esta parte de Harlem son las viviendas bellisimas que misteriosamente quedaron varadas en lo que fue, durante varias generaciones, una balsa de miseria y violencia endemicas. Segun dice la guia AIA, esta parte del Norte de la isla fue un entorno agricola hasta que en 1837 se inauguro en tren que lo conectaba con Nueva York (Harlem era un municipio separado), y entonces empezo a crecer como suburbio (en el sentido americano) para los que se lo podian permitir. En 1879 llego el metro elevado, que era el que tenia la frecuencia que permite fundar una ciudad dormitorio, no solo una pequeña unrbanizacion. El metro IRT por la avenida Lenox llego en 1904, y eso si que fue el boom inmobiliario, principalmente de viviendas de calidad orientadas a la potencial ocupacion por inquilinos o compradores blancos. Las previsiones fueron demasiado optimistas, y muchas viviendas quedaron vacias, precisamente en el mismo instante en que las areas de Midtown al Oeste de Herald Square, principalmente ocupadas por negros, eran demolidos para construir la estacion de tren Pennsylvania, o los grandes almacenes Macy's. Pese a la oposicion de los promotores, cada vez mas de las nuevas viviendas de Harlem empezaban a estar ocupadas por negros, y los blancos se fueron batiendo en retirada, hasta que el barrio entero paso a ser negro en su totalidad.

Hasta los años treinta (cito de memoria) duro lo que se llamo Harlem Renaissance, un florecer de las artes y las letras negras en medio de este paisaje urbano de calles preciosas. La cosa no acabo bien, y por las razones que fuere, los blancos prefirieron seguir viviendo lejos de los negros, y los negros de Harlem acabaron empobrecidos y aislados. La parte sureste de Harlem paso a ser hispana a partir de los años cincuenta por la inmigracion de Iberoamerica, y se conoce como Spanish Harlem. Quiero hacer un parentesis para recoger los testimonios de muchos de aquellos inmigrantes, principalmente puertorriqueños, que eran negros pero no lo sabian: en Puerto Rico las distinciones sociales son economicas, no de raza. El shock fue inmenso para los puertorriqueños mas afro que llegaban a este pais de las oportunidades, y descubrian el racismo en crudo al verse aca descaradamente discriminados en comparacion con otros puertorriqueños de piel mas clara, que alla consideraban como iguales a ellos.

Seguimos con el desarrollo de Harlem: este barrio bordea al Oeste con un risco coronado por el campus Norte de la City University of New York, de igual forma que un poco mas abajo, el risco esta coronado por la Universidad de Columbia. Al girarme en el cruce de la avenida Edgecomb con la calle 139, y despues de comprobar que el energumeno del lapo ha seguido su camino, veo esta imponente masa gotica, el Shepard Hall de dicho campus, construido con el esquisto extraido para construir los tuneles del metro en el que acabo de llegar.
Siguiendo por la calle 139 hacia el Este, el distrito historico Saint Nicholas. Que bonito!


Ahora se habla mucho de como ha cambiado Harlem, de que se ha yuppificado, y de que los precios de la vivienda han aumentado astronomicamente, pero giras dos calles, y te encuentras cosas asi:
Sin haberlo previsto, me encuentro con la Abyssinian Baptist Church.
Esta iglesia es el mascaron de proa del movimiento de derechos civiles de esta comunidad, y de ella han salido lideres como Adam Clayton Powell Jr, cuya carrera politica ascendio meteoricamente tras su paso como predicador de esta parroquia. Como veremos, esta comunidad mantiene vivo el recuerdo de sus lideres, por mas que las vidas de algunos de ellos se alejasen aparatosamente de los principios que predicaban. Hoy tienen un funeral en la iglesia, y el cortejo funebre es digno de la Bonfire of Vanities, de Tom Wolfe.
Enfrente de la iglesia, otro edificio con las ventanas tapiadas.
Mi proximo destino es el centro Schomburg, que esta en la avenida Lenox. Doblo la esquina y... pero donde me he metido? Son las diez y media de la mañana, y los demas transeuntes tienen un aspecto poco tranquilizador. No se como, pero ellos notan que no soy del barrio, y tal vez sean imaginaciones mias, pero el caso es que aqui no hay cojones de sacar la camara para retratar el paisaje urbano. Vamos, aprieto el paso porque el Schomburg esta a dos manzanas, y espero llegar alli antes de que una masa critica de zombies se percate de mi presencia.

Ufff, lo consegui. Aqui estare a salvo. El Schomburg Center es una rama de la New York Public Library dedicada al estudio de la cultura negra en este pais. La iniciativa arranco en los años veinte, y sorpendentemente no partio de un norteamericano, sino del puertorriqueño Arthur A. Schomburg (tal vez no es tan sorprendente, visto el choque de culturas que experimentaron y que mencione antes).

Accesibles al publico hay dos exposiciones. La primera es sobre la pintora Lois Mailou Jones, nacida en Boston en 1905, y formada en Bellas Artes en Boston y en Paris. Aqui tienen una pequeña muestra de las pinturas de esta artista, en estilos muy variados. Me gusto este retrato de la chica limpiando pescado, aunque tambien tiene paisajes caribeños muy bonitos.
La biografia de esta señora es interesante, profundizo en el estudio del arte africano, viajando extensamente por el continente, se caso con un haitiano, y acabo enredando con el vudu. En los cuadros pintaba a veces una especie de amuleto que llevaba siempre puesto como colgante.

La otra exposicion trata sobre la presencia y la importancia de africanos negros en la India. Aqui se trataba mas de paneles informativos, y como la tematica me resulta muy lejana, los lei un poco por encima. El quid de la cuestion es que muchos africanos llegaban como esclavos, pero podian alcanzar posiciones de poder, y riquezas. Los paneles atribuyen este potencial a la presencia beneficiosa del Islam, que hace a todos los creyentes iguales, de forma que tras la conversion, las barreras al ascenso social se reducirian. No suena descabellado, y esta percepcion tal vez haya contribuido a la afinidad que algunos movimientos de emancipacion de afroamericanos han sentido por la religion musulmana. Si no me equivoco, algo parecido ocurrio de acuerdo con el modelo de colonizacion hispana.

Salgo del Schomburg, y el ambiente no ha mejorado. Quiero bajar diez calles hasta la 125, pero me subo a un autobus que pasa, para poder ver sin ser visto. Me apeo, y echo a andar por la calle 125, hacia el oeste, hasta un lugar mitico. Aqui sigue en pie, y ademas con un lifting reciente. Sobre este escenario han triunfado todas las estrellas negras de la cancion dignas de escucharse, desde Duke Ellington, hasta los Jackson Five: el Apollo Theater!
Dentro hay algun show en marcha, no se si sera el Amateur Night, el genuino espectaculo de descubrimiento de talentos, que le da sopas con honda a la Operacion Triunfo y demas sucedaneos. Me dejan sacar unas fotos del vestibulo, y me llevo una camiseta negra de manga larga, con una A sobre el corazon, y la leyenda "Apollo" a lo largo de cada manga. Tambien comprando esta una abuela alemana con su nieta.

Fortalecido por la cercania del dios griego, vuelvo a la calle para desandar el camino hacia la avenida Lenox, y esta vez por pura comodidad me subo al bus que me va al pelo. Me apeo en la Lenox, y echo a andar hacia la calle 116. Las calles estan mas tranquilas, y aqui se ven algunos fantasticos ejemplos de edificios de apartamentos upmarket de cuando aquel boom inmobiliario de principios del siglo XX.




En un cruce, consigo retratar un ejemplo de lo que antes he llamado mantener vivo el recuerdo de sus lideres.
En esta parte de Manhattan, a la Lenox Avenue (fundador de la Public Library) la llaman Malcolm X Boulevard; a la septima, la llaman Adam Cayton Powell Jr Boulevard; y a la octava, Frederick Douglass Boulevard. La calle 125 tambien se ha reconvertido a Dr Martin Luther King Boulevard. Toma memoria historica!

Venia buscando un mercado de comida, pero por lo que se ve lo cerraron hace tiempo, o igual es que justo hoy no abre, y el sitio esta hecho una pena y parece que esta simplemente difunto. Al lado encuentro una pescaderia enorme. A un lado amontonan los pescados entre hielo.
Al fondo despachan pescado fresco, y al otro lado la freidora echa humo con pescado y gambas fritos para tomar o para llevar.
Viendo lo que se pone la clientela para alegrar el plato, se pregunta uno si a lo que vienen de verdad es a comer pescado, o simplemente a comer barato.
Se acerca la hora de comer, y como habia quedado con Ana en el apartamento, se me ocurre pedir tres filetes de red snapper para llevar. "Sin papas, gracias". Todos hablan español.

Otro sitio clasico para visitar aqui es el Amy Ruth's, especializado en soul food. Me encuentro con que la mitad de la clientela son alemanes, que encima vienen vestidos de estar en Mallorca, y entre eso y que el local esta muy oscuro, desisto de sacar una foto. Eso si, me llevo un menu para fotografiarlo, por si alguien tiene curiosidad de que es eso de la soul food.
Ya se acaba el recorrido por Harlem, y en la calle me encuentro una excursion escolar de chavales blancos. Esto queria decir al principio con la animadversion que sienten muchos harlemitas a ver su barrio convertido en una atraccion turistica. Los que vienen a verlo, son invariablemente blancos, y aqui tradicionalmente los blancos han venido a cobrarles el alquiler, a ver espectaculos protagonizados por negros, pero en los que los negros no estaban admitidos como espectadores, o a atizarles con la porra, o directamente a tirotearlos, desencadenando los numerosos Harlem riots. La ultima oleada de blancos parece que tiene como efecto colateral subir el coste de vida de todos los vecinos, y poner a los de aqui en la situacion de atracciones de feria para los turistas. Si se pone uno en su lugar, pues se puede entender la hostilidad al blanco. Es que por increible que parezca, estamos a solo diez calles de Central Park. Tan cerca, y tan lejos!
Me meto en el metro y llego al apartamento. Me encuentro que Ana tambien habia salido, asi que me siento a comerme el pescado. Yo esperaba que me pusieran una especie de salmonetes, pero esto esta infumable. Como tenia comida de sobra, porque estamos liquidando restos de la despensa, me puedo alimentar y seguir mi itinerario sin temer sufrir un desmayo on the way.

La encuentro en el Hotel Plaza, donde, anticipandose a la pesadilla rebozada que yo le traia a toda velocidad por los tuneles de la linea 3, ella se habia almorzado unos California rolls que tenian que saber a gloria. Foresight, lo llaman aqui. Estabamos en este sitio porque delante del hotel arranca el tour Sex and the City, la serie de cuatro amigas con exito en lo profesional y desinhibicion en lo sexual que causo furor a partir de finales de los noventa. Veamos que puede hacer este tour por nosotros.

Para empezar, caravana de mujeres. Esperabamos ir en alguna especia de furgonetilla, pero esto es un pullman de talla XL, lleno de chicas y señoras entusiasmadas, y unos pocos hombres que visiblemente estan aqui en su rol como consortes. Empieza el festival! El festival del chiste subido de tono, con una monina Stefanie como your sexpert (sic) for this evening llevando la voz cantante. La mecanica no es mala, el bus deambula por la ciudad pasando por puntos clave, y en las pantallas pasan secuencias breves de la serie, o de las peliculas, grabadas en esos puntos clave. Nos llevan por Madison Square Park, hacia el Village, despues por el Meatpacking District. Nos reconforta ver que lo llevamos todo visto, y ademas el tour es muy divertido. Stefanie es buena, y a pesar de que el trafico es muy lento, ella esta en racha con su sucesion de gracietas y Q&A sobre la serie.

Hacemos una parada en el sex-shop Pleasure Chest, donde sus amigas le compraron un juguetito a Charlotte. Alguna del tour sale con una bolsa de la tienda. Otra parada en el restaurante Buddakan.
En varias boutiques del Village.
Y en el Sushi Samba de Park Avenue, donde Samantha le tiro a uno de sus "amigos" un Dirty Martini a la cara. Ha estado divertido, y encima nos dejan detras de la Biblioteca Publica, a dos pasos de nuestro hotel.

Por la noche, a hacer las maletas. Ana cree que va a tener que enviar un paquete de ropa por correo, pero en ese momento me saco de la manga un comodin en forma de tremenda mochila facturable con capacidad para un porron de bolsos, sandalias y lo que le echen. Podemos facturar tres bultos en total, vamos a apurar hasta el limite!

Lower East Side, Greenwich Village

El 23 de mayo queriamos peinar un barrio por el que solo habiamos pasado de puntillas hasta ahora: el Lower East Side. Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, este barrio era sinonimo de inmigracion, hacinamiento e insalubridad. Esto siempre ha sido una estacion de paso de las diversas oleadas de inmigrantes que iban llegando a la ciudad, alemanes, irlandeses, italianos, judios de Europa del Este, y los ultimos que pasaron por aqui parece que fueron puertorriqueños y dominicanos. La concentracion de determinadas nacionalidades lo convertia en un destino idoneo para los recien llegados, por la facilidad de tratar con compatriotas, en este pais con idioma y costumbres nuevas y desconocidas. Pero esto esta bien para los niveles mas bajos de la sociedad, y en cuanto uno puede, intenta vivir en un sitio mejor. El ascenso social llevaba sin excepcion al cambio de barrio, y a la aparicion en otras areas, muchas veces fuera de Manhattan, de nuevos enclaves de nacionalidades concretas.

Para los 70, la ciudad estaba tan machacada, que aqui no queria venir nadie a vivir, pero los que si que vinieron fueron las bandas de punk y de rock, parece que en el East Side habia una escena musical muy activa, con epicentro en el CBGB, por donde pasaron los Ramones, Patti Smith o Blondie. Claro, con tanta heroina a la vuelta de cada esquina, a quien te vas a encontrar si no?

El gran remodelador de Nueva York, Robert Moses, cambio la cara de la ciudad durante varias decadas de reformas urbanas del siglo XX, y uno de sus grandes proyectos fue la demolicion de buena parte de las infraviviendas del Lower East Side, y su sustitucion por altas torres de apartamentos separadas por zonas ajardinadas que resultan en el ambiente vecinal caracteristico de la Alemania Oriental. Pues bien, una de las ultimas atracciones turisticas en surgir en Nueva York es el Tenement Museum, o museo de los pisuchos de alquiler, para exhibir como era aquello. Alla que nos plantamos por si lo podemos ver, en Orchard Street debajo de Delancey Street, y nos dan hora para las tres de la tarde -al museo solo se puede acceder mediante visita guiada.

De esta forma nos da tiempo a darnos un garbeo de Delancey hacia arriba, entre las avenidas segunda y A. Vemos varias calles con el aspecto tradicional del barrio:
La calidad de los inmuebles mejora a ojos vista.



Nos alegran la visita los heroes de la ciudad, cuerpo al que pertenecia casi la decima parte del total de muertos el 9/11. La ciudad los adora, desde aqui nuestro homenaje particular.
Hay bastantes bares y restaurantes modernillos.

Y algun aprovechado de la fama ajena.
Nos metimos a comer en un diner de la calle East Houston, y en mala hora, casi nos envenenan! Teniamos que haber parado en el Prune, como ponian las Walking Cards (calle 1 con avenida 1). Ademas a la puerta estaba una chica sentada leyendo con tres perros (solo la chica leia, los perros escuchaban), uno de ellos un galgo chiquitillo que nos cautivo.
Se nota que nos gustan los animalejos, no? Este es un aspecto de Nueva York que nos ha encantado, la cantidad de perros que se ven por la calle. Ademas aqui los dueños se ponen muy contentos si te paras a achuchar al perro, no como en otros sitios!

Una calle mas arriba esta el Marble Cemetery, declarado Landmark, y donde estan enterrados varios notables de la ciudad. Esta es la placa conmemorativa, y ahora nos vamos a fijar en la linea sexta del texto.
Conclusion: en este mundo puede haber padres cabrones, pero el Sr. y la Sra. Fish merecen una mencion especial, porque apellidandose "Pescado", ponerle a su hijo como nombre de pila "En Conserva", deberia estar penado con un asiento junto a Belen Esteban en el infierno mas candente.

La subida por la avenida primera, que se supone es la bomba de cool, nos parece bastante cutre. Mejora un poco al pasar de la calle 7, pero por lo que yo recuerdo, la segunda avenida estaba mucho mejor a esta altura. Llegamos al parque Tompkins Square, donde te encuentras fauna de todo tipo, y volvemos hacia abajo por la Avenida A. De camino, un puestecillo con las caracteristicas flores teñidas.
Mas abajo, en la esquina con East Houston, un gran supermercado: el Union Market. Nos metemos a fisgar, y es de lo mejor que hemos visto en todas estas semanas. Tienen cuatro sucursales en Brooklyn, y solo esta en Manhattan. Nos llevamos un bote de mermelada con rubarbo, que se nos hace la boca agua de pensarlo, y este factor se impone a la consideracion del sobrepeso de equipaje, que nos tiene acongojados desde hace varios dias.

Este es el comienzo de Alphabet, el barrio que se extiende hacia el Este con las avenidas por letras, no por numeros, y este supermercado es el simbolo mas claro de lo que ha cambiado la zona, que antes era el supermercado de la droga al por mayor.

Se acerca la hora de la visita al museo, y nos vamos aproximando para no llegar tarde. Como hay tiempo, nos metemos a un cafe en la esquina de las calles Orchard y Broome. Es un barrio muy arbolado, en cada esquina hay una cafeteria, y nos cuesta decidirnos por una. Entramos a la de la esquina sureste, y parece que hemos acertado. Despues de la plancha en el diner del mediodia, nos tentamos la ropa antes de entrar en cualquier sitio!

Nos habian dicho que aqui la gente joven vive a todo trapo, aunque vaya pelada, y que eso se nota a fin de mes. Lo veo pasar delante de mis narices: las dos chicas pidiendo antes que yo se pagan cada una su cafe con tarjeta de credito! Que chungas!

Llega la hora y nos vamos al museo. En la tienda del mismo nos congrega el guia, y hacemos un pequeño sprint a la vivienda-capsula del tiempo, que esta a 20 metros, durante los que nos empapamos de rodilla para abajo, porque se ha puesto a caer el diluvio universal. El guia es un chaval jovencillo, que lleva una chapa donde pone "Tenement Educator" y su nombre debajo. El "museo" es bastante simple: este edificio se construyo en 1863, se renovo en 1907, por aplicacion de una ley que obligaba a que los edificios cumplieran la normativa del momento, no la que estaba en vigor en el momento de la edificacion, y se abandono en 1935. Hasta el año 1992 el edificio estuvo vacio, y se mantuvo, como publicitan los del propio museo, como una "capsula del tiempo" que nos teletransportaria a los años 30.
 
Desde entonces, viene funcionando como una maquina bien engrasada de sacarle los cuartos a incautos como el que esto escribe. Me explico: el edifico era una ruina como las que se pueden encontrar en cualquier ciudad del mundo, solo que estos golfos han decorado un par de cuartos con cachivaches del Rastro, han redactado un guion bastante simplista con las vidas de dos generaciones de inmigrantes que supuestamente pasaron por aqui, y te plantan un "educador" para contarte el guion, darle un poco de entidad a la visita e intentar justificar los 22 dolares que te cobran por entrada. En serio, te enseñan solo una planta, con la mitad de cuartos "redecorados", y la otra mitad en pelotas. No dejan sacar fotos, pero veo en internet que la gente pasa, asi que aqui copio una, y le ahorro una pasta a los que lean este blog:
El unico consuelo fue que nuestro "educador" era tan memo, tan desinformado, y al mismo tiempo soltaba sus mostrencadas con tal solemnidad, que resultaba extremadamente comico. Es que era la viva imagen de Ali G, diciendo chorradas con una cara muy seria, y observando a sus "educandos" con pose de catedratico de mecanica cuantica! Tras despedirnos de este peculiar maestro Ciruela, nos refugiamos en la tienda del museo, porque seguia lloviendo con fuerza, y porque tienen una seleccion de libros bastante decente. Si alguien viene por aqui, ya sabe: tienda, si; museo, no.

Volvimos al apartamento a dejar las compras, porque queriamos volver a salir por la tarde. Y al entrar en el apartamento, casi tenemos que volver a abrir el paraguas! Estamos en un piso alto, y como llevaba todo el dia lloviendo a mares, se habian formado unas goteras enormes, el agua caia generosamente, y toda la parte cerca de las ventanas estaba inundada. La alfombra tambien estaba empapada. Nos pusimos corriendo a repartir papeleras, cazuelas y lo que pillamos para recoger el agua y evitar que se extendiera la inundacion. Avisamos a recepcion, que parece que no sabian muy bien que hacer, y nos ofrecieron cambiarnos de habitacion, pero como solo nos quedaban dos noches, y despues de tanto tiempo iba a ser una mudanza considerable, preferimos quedarnos en el mismo apartamento, y aguantar el chaparron. Mandaron a secar el agua y limpiar lo que fuera posible, y ya con la situacion bajo control, volvimos al metro para regresar al Lower East Side, con la intencion de ver comedia de verdad, no las payasadas involuntarias del educador de antes.

Habia Storytelling de The Moth en una libreria de la calle Crosby. Ya intentamos ir a otra actuacion parecida la primera semana, pero cuando llegamos la cola era enorme y nos quedamos sin entradas. Esta vez habiamos aprendido de nuestros errores, y pensabamos llegar con mas tiempo, pero con los contratiempos de la inundacion se nos hizo tarde, y nos dieron la cornada en el mismo sitio por segunda vez.

Echamos a andar en direccion al Greenwich Village, que por alli siempre se cuece algo, y de camino hacia alla vimos una tienda de animales con un monton de perros dentro -pero mayores, no cachorros. Nos llamo la atencion y entramos a ver que pasaba, y resulta que era una guarderia de perros! Los dueños los dejan no se en que circunstancias, y entonces los meten segun el tamaño en el espacio de perros pequeños, o en el de perros grandes, y se pasan ahi la tarde bajo la vigilancia del Encantador de Perros de turno, que se ocupa de que no se monten peleas. Los pobres se quedan mirando por la ventana cada vez que viene alguien, con cara de "a mi cuando vienen a recogerme?" Aparecio una chica que venia por el suyo, y cuando lo sacaron se puso como loco de contento, y los que quedaban presos se hundian un poco mas en su melancolia.

Se da la circunstancia de que esta perrera comparte edificio con un negocio chino de suministros para restaurantes. Yo creo que mas de un chino, al entrar, debe pensar que esto es como los restaurantes de langosta, que eliges una del tanque a la entrada, y luego te la cocinan y te la sirven...

Seguimos deambulando por la calle Bleecker, paramos a comprar unas laminas muy chulas en una tienda de posters, y seguimos por Washington Square. Que bonita es esta plaza! Ademas, en una de las casas de la fila georgiana que hay al Norte, John dos Passos escribio Manhattan Transfer. Casi na'!

Seguimos hacia el Oeste, sin rumbo fijo, y entramos en una tienda de ropa, triunfamos los dos, y continuamos a ver si parabamos a tomar algo. Oimos musica cerca, y encontramos su origen en un bar chiquitito, con unos sillones como los de la casa de un amigo, y una extensa seleccion de cervezas locales (y no me refiero al catalogo de Bud y Coors y sus dieciocho variantes de mas a mucho mas aguachirlada).
Esta tocando un trio de tambor, contrabajo y saxo, que a veces da el cambiazo y saca un clarinete. Terminan la actuacion, y el dueño les premia con unos bocadillos a la plancha. Como tambien nos vamos a ir, me acerco a la barra a pedir la cuenta. Los chavales estudian musica en la NYU aqui al lado, charlamos del arte que tienen, y como se estan tomando los bocatas con agua del grifo, les ofrezco una ronda, que aceptan encantados. Que gustazo, por que poquito dinero se puede uno sentir como un Medici!

Despues intentamos ir al Village Vanguard, pero esta el aforo ya completo, asi que desistimos y nos retiramos a nuestra pecera, perdon, nuestro apartamento. Antes de bajar al metro, nos aprovisionamos en la pasteleria de la septima avenida que ya visitamos anteriormente (las penas con cupcake son menos).

jueves, 23 de mayo de 2013

El Frick y Williamsburg

Ayer (por el 22 de mayo) nos levantamos hechos leña del tute de la vispera, y me estuve media mañana actualizando este bendito blog, y desayunando con calma aqui los dos. Queriamos ir despues al Frick, pero antes nos entretuvimos por la avenida Lexington a partir de la calle 60, que es muy animada. Entramos a comer algo en un sitio pequeño frances, en la esquina con la calle 62, Mon Petit Cafe. Una quiche con puerro y brie que no estaba mal, aunque la crema de verduras que se pidio Ana estaba bastante normalita. El sitio estaba atestado de señoras mayores del Upper East Side, que tienen un caracter y una forma de comportarse que las convierte en viejas odiosas, por decirlo suavemente. Tambien habia varios clientes franceses, que yo creo que vienen mas por hacer patria, que por la comida en si.
Subiendo un poco nos encontramos con la iglesia de San Vicente Ferrer. Mira que para lo que hemos hecho por la Iglesia, nos canonizan poco a los españoles, pero los santos que producimos son de altisima categoria! Me sorprendio ver al Cristo sujeto a un travesaño en lo alto.
Por fin llegamos al Frick, en la esquina de la calle 70 con la quinta avenida. No se pueden sacar fotos en ningun lugar del museo, por lo que el relato puede ser un poco arido. La coleccion tiene pinturas, esculturas, relojes, muebles y esmaltes (enamel en ingles, pronunciese enémal, aunque suene fatal). Este museo tiene la peculiaridad de que fue originariamente la residencia privada de Henry Clay Frick, prototipo de self-made man que ascendio de origines humildes hasta convertirse en un magnate del carbon y el coque.

Frick (que nombrecito, despues del almuerzo frances!) nacio en 1849, y siendo ya empresario de exito, se alio con otro magnate, el conocido Carnegie (pronunciese Carnégui, rima con Otegui). No conozco los detalles, pero los dos prohombres acabaron tarifando, y en ello tuvo que ver una huelga que les montaron en la siderurgia, y que Frick resolvio sin contemplaciones contratando unos mercenarios que la convirtieron en una batalla campal. Despues de aquello, Frick se convirtio en el hombre mas odiado de Pittsburgh, hasta el punto de que tuvo que poner tierra de por medio. Era ya cincuenton forrado, y se vino a Nueva York, urbe cosmopolita y poco rencorosa por disputas lejanas, sobre todo si viene uno con la guita por delante. Frick directamente se compro media manzana frente a Central Park, y se dedico a fondo al coleccionismo de obras de arte, todas (o casi) de Europa, desde Rembrandts y Vermeers, hasta Monets y Toulouse-Lautrecs.

Cuando Frick se hizo la casa, el ya sabia que aquello acabaria siendo un museo, porque era la voluntad que iba a dejar escrita a sus herederos, en particular a su hija Helen, que fue la que se ocupo de ponerlo todo en marcha y de continuar ampliando la coleccion.

El edificio es precioso, y la coleccion muy interesante y variada. Da vertigo imaginarse a Frick levantandose por la noche, y recorriendo estas salas para deleitarse con sus tesoros, como el que se levanta a ponerse una leche con galletas. Por fin cuando salimos, consegui disparar la camara. Increible, se construyo en 1914!
Volvimos a la avenida Lexington para coger el metro a Brooklyn, al barrio de Williamsburg. Habia oido hablar antes de este barrio, pero no me llamaba particularmente la atencion, porque siempre decian que aquello era muy hipster, y yo este termino lo asociaba mentalmente (y erroneamente) con nuestros entrañables perros-flauta. En este error andaba yo, hasta que nuestro amigo el neoyorquino de adopcion nos vino a decir que si no ibamos a ver aquello, todo el mes en Manhattan no tendria sentido. Ante la fuerza de esta fatwa, no nos quedo mas remedio que plantarnos alli mismo, a ver what was all the hype about.

Nos bajamos en la parada de Bedford con la 7th avenue, y empezamos a seguir el recorrido de la Walking Card. Hombre, si bajas por Bedford esta curioso, se adivina un pasado mas humilde...

Eso si, tienen hasta piscina municipal:
Las mejoras en cuanto a vivienda tambien son notables:
Pero no nos parecia que fuera para tanto, de momento lo que mas me habia gustado era la libreria Spoonville and Sugartown (218 Bedford Street). Son impresionantes las selecciones de libros que ponen estos expertos de la lectura a disposicion de sus clientes, de hecho ya he picado demasiadas veces, y por temor al exceso de equipaje, me veo obligado a apuntarme los titulos de los libros que me llevaria, para ver si me los puedo comprar en Europa. Lo siento, libreros de Nueva York!

A lo que vamos, que para este viaje, no necesitabamos alforjas. Ahora bien, empecinados como nuestros navegantes de antaño, y guiados por nuestro olfato de exploradores, nos dejamos caer por la cuesta de la calle 3 Norte hacia el East River, que se adivinaba al fondo. En esto que nos encontramos un Biergarten de lo mas curioso: la carta de cervezas y de comidas estaba a la altura de lo mejor que haya en Alemania. Si tenian hasta Augustiner Edelstoff!
Poco despues, una fabrica de chocolates (Mast Brothers) donde nos volvimos locos comprando. Si pongo aqui lo que nos gastamos, me llevan a rastras al endocrino cuando vuelva. Que no cunda el panico, que hay para regalar tambien! Bueno, las pegas que nos puso una dependienta descerebrada porque una tableta no entraba en la oferta merecerian un analisis por separado. Menos mal que la supervisor estaba a mano.

Cuando llegamos al agua, el pasmo de Brooklyn: todo un paseo maritimo nuevecito, con un muelle de observacion como guinda del pastel. Pero si esto no sale en las Walking Cards!
Las vistas del puente de Williamsburg y de Downtown son grandiosas.
El edificio Memorial, sucesor de las tragicamente desaparecidas Twin Towers, luce estupendo.
Las vistas de Midtown no se quedan atras.
Todo este nuevo desarrollo incluye, como no, varios bloques de apartamentos, que pueden ver todo esto desde el balcon de su casa.
Luego nos metimos de nuevo en el barrio, y al girarnos, vimos lo que solian ver los camellos que menudeaban con crack y otras golosinas por estas calles, hasta los años noventa!
Encontramos un hotel nuevecito, con la rooftop de rigor, y buenas vistas de Brooklyn, no va a ser todo Manhattan y mas Manhattan.
Alli encaramados, vimos una puesta de sol inolvidable.
A medida que se oscurecia, en la fabrica al otro lado del rio encendieron los fogones, yo no se lo que andarian cocinando.
Al caer la noche, las calles de Williamsburg entran en ebullicion, a cada paso hay algun bar, restaurante, eatery o fiesta de unos colegas. El ambiente es chulisimo! El termino hipster se utiliza para designar una informalidad en el vestir y en la actitud, que hace que el visitante se sienta como en su casa.

Se emplea mas o menos como contraposicion al otro extremo: la Midtown crowd, que  son los empleados de grandes firmas, uniformados de ejecutivos en ciernes, que se ven despues del trabajo por los watering holes, los restaurantes y los rooftops de la zona de oficinas de Midtown. Son por lo general gente de 35 años para abajo, ellas por cojones con bolsos de Prada/Chanel/Louis Vuitton, aunque lleven puesta la ropa del gimnasio, ellos mas a su aire, pero siempre muy seriecitos. La omnipresencia de esta Midtown crowd significa que el que no lleva el uniforme canta en el acto, y se lo hacen saber de forma bastante explicita. Lo de ejecutivos en ciernes lo digo porque tal y como los exprimen sus empresas, la doble vida de maratones de oficina por el dia, cachondeo con los colegas y con la churri de RRHH, que he detectado complicidad, por la noche, dura lo que dura. Cuando se hacen mayores no se lo que hacen, pero por aqui no se los ve. Me ha parecido detectar que resurgen de sus cenizas ya mayores y con canas bien asentadas, seguramente andan por su cuarto matrimonio, son ya socios de una firma gorda, y tienen a los alevines para ganar dinero para ellos.

Terminamos el dia cenando en Miranda, un restaurante en la calle Berry, sencillito y agradable.
La ensalada con pulpitos a la parrilla, muy buena. La lubina con quinoa de despues, tambien me encanto. El risotto di mare estaba bien, pero sin pasarse. Todo ligerito y muy fresco, lo mejor para cenar.

La visita a Williamsburg ha sido un exitazo, gracias a la exhortacion de nuestro amigo, y desde aqui se lo recomendamos a quien le pueda interesar.

Como aun quedaba volver en metro con un transbordo, preferimos no buscar otro rooftop al cruzar el rio, y nos fuimos para el hotel. Pero es que encima, despues de la relacion tan intensa que tuvimos con la terraza de Williamsburg, nos parecio que irnos ahora con otra seria una cerdada.