Hoy 12 de mayo por fin a salido el sol, y nos vamos ha recorrer el High Line! De la calle 34 hacia el Sur se inicio en el año 1929 la construccion de una via ferrea elevada, para acabar con los 105 pasos a nivel que causaban escabechinas dia si dia tambien, y en 1934 entro en funcionamiento esta monstruosidad elevada 30 pies sobre el suelo, adaptada para soportar el peso de dos trenes de mercancias y descargar diariamente en los muelles elevados de fabricas y almacenes ingentes suministros de leche, carne, verduras y demas. Esta via aporto tal proporcion de alimentos a la ciudad, que se la conocia como la "Lifeline of New York".
El auge del transporte por carretera, junto con el traslado a las afueras de buena parte de las instalaciones que se servian de esta linea, hicieron que fuera cayendo en desuso, hasta que en el año 1980, un ultimo tren cargado de pavos para el dia de Accion de Gracias circulara por estas vias. Despues, las plantas silvestres y los pajarillos, que ni siembran ni siegan, pero tienen para comer, hicieran suya esta estructura.
El barrio no era muy deseable, y vemos algun resto de lo que debio ser la vida por aqui en aquellos años.
Subimos a este parque lineal por una escalera en la calle 30 desde la que se ve el ramal norte, pendiente de reconversion a parque, y con su aspecto primitivo.![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW2bzxxmIgbCVcPBIXcjq3zLhL4wkJaiCGGAStxDCEFq1DtQfUNzNC8RFYR4giivQylS6LCz7kL8ms6dsDLt25_F8irLZMlfCo-URoMYrD9etZPoBlyPxNxIQKvIjQ92iFq4PfHe2Mt_N7/s640/P1080296.JPG)
Junto a este, el oasis verde que unos entusiastas vecinos consiguieron hacer realidad, empecinados con hacer de la High Line una via de provecho.
Se han creado conceptos de jardineria innovadores para recrear el ambiente del crecimiento salvaje en espacios abandonados.
A lo largo del recorrido, se asoman algunos iconos miticos
La High Line es una mezcla fascinante de reliquias de tiempos industriales,
con ejercicios contemporaneos de arquitectura.
Tambien hay fantasticas instalaciones.
A la altura de la calle 18, la High Line, que bajaba por un callejon entre edificios, cruza por encima de la decima del Madrid, digo la decima avenida.
Y le hace un tunel a un edificio.
Acorde con el rollo laid back, en una cafeteria al aire libre te preparan el cafe con filtro Melitta en el acto (en este caso, "el acto" es un concepto tantrico).
Esta via nos deja en el Meatpacking District, lo mas deseado del momento en terminos inmobiliarios, habra que volver para comprobar si realmente siguen funcionando carnicerias industriales en paralelo con las boutiques mas exclusivas ("ay Paris, otra vez traes los tacones salpicados de sangre").
Tenemos entradas para el teatro Orpheum, en la segunda avenida con la calle 8, pero descubrimos que el bus 8, con el que pensabamos cruzar, no funciona los fines de semana. Taxi, y al teatro!
El espectaculo es Stomp, y aunque tenga mas años que la mitad de los espectadores aqui presentes (se estreno en Inglaterra en 1991!), nos deja boquiabiertos. Dos horas ininterrumpidas de ritmo y percusion con los objetos mas variopintos, incluyendo diversas partes del cuerpo de los propios interpretes, ademas de acrobacias y coreografias flipantes. Plantel de ocho performers (bailarines, musicos, malabaristas?), que despues de hacer estos trabajos de Hercules, todavia tienen una segunda sesion por la tarde.
Ana se ha quedado hipnotizada con uno de los chicos de la compañia, un negro con un cuerpazo de atleta olimpico, sonrisa perfecta y movimientos de pantera. No, no venden el poster solo con el...
A la salida, pastelazo con cafe en una terracita soleada que parece una pasarela de modelos, y paseillo por el East Village.
Bajamos hasta el Lower East Side, que ha experimentado un notable cambio del paisaje, de ser un cuasi poblado (las Five Points de Gangs of New York no caian lejos de aqui) , a los que se va viendo ahora.
Mmmmmm, me resulta familiar esta tipografia.
En la calle East Houston (pronunciese háuston, no hiúston), pasamos por Russ & Daughters, household name en cuanto a delicatessen para cualquier nativo de la ciudad.
Seguimos un poco hacia el Este, y entramos en Katz's, catedral del bocata para tomar y para llevar, e icono filmografico desde aquella escena imborrable de Cuando Harry encontro a Sally.
Nos llevamos un sandwich de pastrami y otro de Corned Beef, para cenar mas tarde, ambos on rye, ese pan de centeno tipico de aqui, que no tiene nada que ver con el roggebrood de Holanda, y que le va fenomenal al sabor fuerte del relleno. El relleno: cada sandwich trae una pila de lonchas carnicas de 5 mm de grosor, que arrojan en la bascula una cifra de cerca de 300 gramos de carne por bocata! Ah, tambien te ponen un pepinillo a medio macerar, y otro en avanzado estado, ambos del calibre "goza Ramon". Yo creo que vamos a cenar bien.
Bajamos a la calle Delancey a coger el metro para volver al hotel, para descansarnos un poco y hacer tiempo para ir al Top of the Rock. La idea es llegar a la caida de la tarde, e intentar sacar fotos del atardecer y de la noche. A ver como esta de gentio.
Subimos por la sexta avenida, y nos adentramos en este gigantesco complejo de Mister Junior que es el Rockefeller Center. Su fundador panico una vez terminadas las obras, porque eran los años de la Gran Depresion, y no encontraba inquilinos para sus oficinas resplandecientes. Como era un hombre de recursos, llego a comprar otros edificios, para desalojarlos y llenar estos nuevos. Y lo consiguio, al cabo de unos años, la tasa de ocupacion del Rockefeller Center era el 100 %.
A esta hora cae el sol, y las sombras de los cañones de rascacielos crean imagenes preciosas.
El Top of the Rock es la plataforma de observacion del 30 Rockefeller Plaza, que ahora es el edificio GE. Es una atraccion turistica de categoria triple A, y nos tememos un mogollon de gente. Y mogollon it is, pero con nuestro Explorer Pass le hacemos a higa a los pringados de la cola, y accedemos por la via rapida al ascensor que nos llevara a la planta 64. Subida vertiginosa que nos hace taponar los oidos, tremendo cambio de presion! Al desembarcar, visiones majestuosas. La lengua verde al norte que es Central Park parece converger con el Hudson, y hace del Upper West Side una fina cuña de tierra hiperpoblada.
Desde aqui, nos podemos tutear con los grandes, que casi nos dan high fives.
Y alla a lo lejos, New Jersey.
El paisaje es apabullante, parece un karst a escala inhumana.
Va cayendo la noche, va a ser una vigilia intensa.
El parque se ha transformado, ya no es el oasis verde de antes, sino una balsa negra en medio del mar de luces brillantes, y nos acordamos de Jodie Foster en The Brave One.
El sol se oculta tras el Hudson, dale recuerdos a nuestros lectores en Hawaii! Aloha!
Y se despierta la ciudad que nuca duerme.
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