miércoles, 22 de mayo de 2013

MoMA, Burger Joint, Staten Island, 230 Fifth

El 19 de mayo es el lunes de nuestra ultima semana en Manhattan. Hacemos inventario, y descubrimos con horror que nos hemos dormido en los laureles, y hay que ponerse las pilas o nos va a pillar el toro. Hoy vamos a tachar de la lista algunos imprescindibles. MoMA, venimos a por ti.

Con el Explorer Pass habiamos comprado por adelantado siete entradas, que puedes usar cuando quieras, durante un plazo de treinta dias desde la primera. Hay otros passes, pero este era el que mejor nos venia, y pensabamos usarlo para el MoMA, entre otros. Tiene la ventaja de que te puedes saltar la cola de comprar entradas, que siempre es un gustazo, y esta vez volvimos a experimentarlo.

Como el museo es grande, hay que planear el itinerario con cuidado, porque si no puedes empezar viendo autenticas paridas, y cuando llegas a la chicha estas ya saturado. No sera nuestro caso. El Museum of Modern Art lo inicio la mujer de Rockefeller Junior. A el le gustaba mas el arte clasico (vease el Cloisters, su ojito derecho), pero a ella le iba mas la cosa moderna, y como estamos hablando de los años treinta, pues la cosa moderna es excepcional. El museo esta ordenado de lo mas antiguo, en el piso alto, a lo mas moderno en las plantas bajas. Cogemos el ascensor, y nos plantamos en la quinta. A la sexta se sube por una escalera mecanica, y tienen una exposicion temporal de Claes Oldenburg, que replica alimentos y objetos de diner en esculturas que parecen comics en 3-D. Esta simpatico.

Pero la quinta, oh la quinta! Se titula Pintura y Escultura I, 1880-1940. Yo pongo las fotos, y el lector que se haga su composicion de lugar.

Picasso.

Matisse.
Magritte.
Asi una sala tras otra. Estoy sin palabras. Sorprendentemente, tienen unos planos a ordenador de la topografia de varios chips, sensores de retina y otros elementos de electronica. Tambien son agradables a la vista.
La arquitectura del museo es fantastica, con grandes espacios y pasarelas que se entrecruzan.
El museo tiene enormes ventanales en todos los pisos, y las vistas del exterior son tambien dignas de mencion.
Mas abajo, en la planta 3, hay exposiciones de la historia del diseño industrial, muy interesante.

En la 3 tambien esta la fotografia y la arquitectura. La primera me decepciono, la segunda me gusto mas: dedicada a Henri Labrouste, estudiante de Bellas Artes en Paris que gano el Gran Premio fin de Carrera, que consistia en una beca de cinco años (!) en Roma para estudiar arte clasico, y un puesto como funcionario del Estado frances a la vuelta.

Para las plantas bajas estabamos poco centrados, y pasamos sin prestarle la atencion que probablemente merezca, aunque hay que reconocer que amplias secciones nos pusieron de muy buen humor (vamos, que eran para descojonarse).

Estabamos cerca del Hotel Le Meridien, que esta en la calle 56, entre las avenidas sexta y septima. Era ya tarde y no habiamos comido, y fuimos buscando la autoproclamada Best Burger of New York, aunque estos titulos son como los letreros de Best Cheesecake of New York, que los ves cada 20 metros. Entras al hall del hotel, y a la izquierda ves unos cortinajes de terciopelo rojo. Los bordeas, y aqui esta. Un cuchitril ajeno a cualquier nocion de elegancia, propio de otro sitio y otra epoca.
Es dificil encontrar sitio para sentarse, pero veo que esta lleno de españoles. Como Ana tambien es hispana a tope, enseguida culebrea por entre un grupo de japoneses despistados, y llega la vez que un chico peruano a una de las mesas libres. Estamos de suerte, la mesa es de cuatro, y el tambien esta con su novia. Yo me quedo en la cola para pedir los burgers y una de patatas. Cuando esta la comida, te llaman del mostrador para recogerla, y hay que decir que estas hamburguesas no estan nada mal.

Se acerca la caida de la tarde, y nos cogemos el metro a Whitehall, para embarcar en el ferry a Staten Island. En la terminal de ferrys esta este letrero.
El nombre tiene su historia, porque Peter Minuit fue uno de los primero directores en Nuevo Amsterdam de la Compañia Holandesa de Indias Occidentales, y en concreto fue el genio que les compro la isla de Manhattan a los indios por 60 florines. Esta cifra es leyenda en Nueva York, y las gracietas con los 24 dolares que pago Minuit a los indios estan a la orden del dia. Luego he leido cronicas de historiadores holandeses que dicen que no, que realmente se pago en objetos que para los indios tenian gran utilidad, y que tampoco se puede considerar una estafa. Ejem.

El ferry es gratuito, sale cada 15 minutos, y prometen unas vistas triple A de la bahia de Nueva York en un recorrido de media hora, o sea que viene cargado de turistas. Alla vamos: nos sentamos a babor, para ver primero Brooklyn:
Despues viene Governor's Island.
Nos cambianos de lado, porque viene Miss Liberty.
Y por fin a popa, para volver a admirar esta vista de Downtown que cada vez parece la primera.
Alla a lo lejos, aunque mas cerca que con el crucero de tres horas que hicimos el 7 de mayo, se ve el puente Verrazano, asi bautizado en honor al primer navegante europeo del que se tenga constancia que avistara esta bahia. Giovanni da Verrazzano, italiano, llego aqui en 1524, bajo el patrocinio del rey frances Francisco I (si no me equivoco, el mismo al que mas adelante Carlos V enchironara en Madrid durante un año). Murio cuatro años despues a manos de indios caribeños.
Cuando desembarcamos, ante la terminal se extiende un intercambiador de autobuses enorme, parece que el asfalto no termina nunca, y al frente vemos el borough hall. Lo bordeamos, subimos la colina que hay detras, por si hubiera un sitio chulo para tomar algo y hacer tiempo hasta que oscurezca, para ver a la vuelta lower Manhattan de noche.
Algun bar de mala muerte, y chusmilla por la calle que empieza a salir de sus madrigueras, asi que volvemos a la terminal a ver si alli hay algo. Muchos fast food, aunque dentro del edificio, pero encontramos una plataforma de observacion con un monton de bancos para reposarse viendo las vistas, que puede que sean lo mejor de Staten Island. Otros cuantos turistas hacen lo propio, y alguna pareja de nativos, que vienen a este entorno romantico a darse el lotazo.
Cuando nos vemos con ganas, cogemos el ferry, que es un barco distinto y sin balcones. Las fotos, desde una ventana, apiñados con mas visitantes. Pero que atardecer mas bueno, hasta Nueva Jersey se ve hermoso!

La silueta de la estatua de la Libertad se recorta ahora contra el atardecer. El capitan avisa por megafonia de que hay atasco en el puerto, y tendremos que esperar aqui algun tiempo. No problem, mate, aqui estamos bien.

Cuando llegamos, ya esta anocheciendo, y vemos los rascacielos casi como queriamos.
Al salir de la terminal, parece que estemos en Broadway.
Como aun nos queda marcha, otra vez al metro, direccion Madison Square Park. Al subir por la quinta avenida, en la acera izquierda, esta el numero 230. Un largo pasillo nos lleva al ascensor hacia el rooftop del piso 20, que promete enseñarnos "the Empire State Building to the north, the MetLife building to the east, and Jersey to the west". Pues era verdad! Este inmenso espacio abierto a los tres lados Norte, Este y Oeste ofrece una vista alucinante, con el Metropolitan Life Insurance (a la izquierda) y el New York Life Insurance (a la derecha) como unicos "obstaculos".
 Al norte, los dos gigantes, el Empire, y el Chrysler. Como mola!

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